"Peor aún: el camino no sólo es infinito:
es un ser vivo.
Un dios iracundo que no suelta lo que
engulle"

Haciendo uso de un estilo único,
el autor nos hace sentir en confianza, al hacer uso del lenguaje coloquial, con
palabras que adolescentes y adultos conocen muy bien. Con sus personajes extremadamente humanos Parra
nos enfrenta a la cruda realidad de la situación del México actual. Imposible
no verse reflejado en algunas de las figuras que adornan estos cuentos. Personajes
que lo único que los mantiene vivos es la
esperanza por una mejor forma de vida, personas que suelen tomarse como
invisibles, que no saben qué hacer, hacia dónde ir y que cuando llegan al lugar
deseado, sienten que no pertenecen allí.
Siendo
Linares un lugar que se encuentra desterrado de la “metrópoli” de Monterrey por muchos de nosotros, me
pareció complemente satisfactorio que la trama de “La costurera” se llevara a cabo en
ese municipio del estado de Nuevo León, dejándonos en claro, que no podemos olvidar de dónde venimos, la importancia de
preservar nuestras raíces, que es lo que nos define como personas.
Al
tratarse de cuentos actuales, la violencia es un tema que no se podía dejar
pasar, Parra cumple y con creces al exponer tan delicado argumento, rebasando
las barreras de lo establecido al adentrarnos en el alma de personajes que
desde nuestra infancia les hemos temido. Tal es el caso del “vagabundo” en el
cuento “En la orilla”, para descubrir
que no son tan diferentes a nosotros y preguntarnos entonces: ¿existe peor
violencia que la aplicada a uno mismo?.

Múltiples
referencias a las familias actuales y a la situación por la que pasa México sorprenderán a más de uno al decidir emprender este viaje. Los
invito a encontrarse con un familiar, un vecino, o incluso con ustedes mismos en "Desterrados".
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